Introducción
Los brackets de autoligado han ido ganando popularidad en los últimos años, sin embargo, el concepto de “autoligado” no es nuevo. Ya en los años 30, Stolzenberg1 presentó el primer prototipo de sistema autoligable y tras un periodo silente, han vuelto a resurgir en los últimos años. Esto es así, debido a la aparición de nuevos diseños desarrollados por diversos fabricantes y marcas comerciales que relacionan una reducción de la resistencia al deslizamiento inherente al método de ligado. De alguna forma, en la actualidad, baja fricción y autoligable parecen haberse convertido en sinónimos. Como consecuencia se ha generado una política de hechos consumados en la que los brackets autoligables, al reducir la fricción clásica y mejorar el deslizamiento, presumiblemente reducen el tiempo de tratamiento y el número de visitas(1)(2)(3), minimizan la necesidad de anclaje1, incrementando los tratamientos sin extracciones dentales y proporcionan una sensible mejoría de la mecánica de deslizamiento1 con un movimiento dentario más fisiológico.
Lamentablemente, gran parte de estos supuestos beneficios de los brackets autoligables de “baja fricción”, se basan en publicaciones con fines comerciales con deficiencias en su planteamiento original que conducen a conclusiones subjetivas, guiadas más por el entusiasmo de sus autores y sus experiencias, que por los criterios que marca la “ortodoncia basada en la evidencia”. Además, existe una alarmante ausencia de estudios “in vivo”, frente a una gran mayoría de estudios “in vitro” que, a menudo, no son capaces de simular un escenario clínico que se asemeje al medio oral real. Muchos de estos trabajos, como veremos a lo largo de este artículo, no contemplan todas las variables necesarias para reproducir el concepto de resistencia al deslizamiento en ortodoncia de forma global y por tanto sus conclusiones pueden ser confusas y entrar en conflicto con la realidad. Mediante la recreación de condiciones ficticias en un laboratorio, estos estudios valoran la mecánica de deslizamiento tan sólo en términos de contacto entre la superficie del bracket, el arco y la estructura de ligado, olvidándose de factores que contribuyen en la resistencia al deslizamiento tanto o más que el método de ligado como son la angulación de 2º orden (binding y notching), la anchura y distancia interbracket(2)(5), y obviando también aspectos biológicos como la saliva,(2)(5)(6) las fuerzas de masticación(6), el grado de maloclusión(2) y la respuesta individual del ligamento periodontal y hueso alveolar de cada paciente(6).