Introducción
El tratamiento ortodóncico con extracciones dentarias, habitualmente de primeros o segundos premolares, ha sido una modalidad clásica desde que Tweed lo propuso para obtener estabilidad oclusal y mejorar el perfil facial. La decisión de realizar extracciones se fundamenta en un diagnóstico integral que considere factores esqueléticos, periodontales, estéticos y funcionales.(1)(2)
Un aspecto central de estos tratamientos es el control del anclaje y la biomecánica del cierre de espacios, ya que condicionan el movimiento radicular y la predictibilidad de los resultados.(3) El paralelismo radicular tras el cierre es esencial porque asegura la correcta distribución de fuerzas, reduce la aparición de triángulos negros interdentales y favorece la salud periodontal a largo plazo.(3)(4)
La introducción de los alineadores transparentes ha supuesto una revolución en ortodoncia. Sin embargo, persiste la duda acerca de su eficacia en casos de extracciones, dado que los movimientos radiculares controlados, como la retrusión de incisivos con torque o la mesialización de molares, han mostrado limitaciones en comparación con los brackets. Estudios recientes sugieren que, aunque ambos sistemas pueden lograr un paralelismo radicular clínicamente aceptable, los patrones de inclinación pueden variar, con una tendencia a divergencia apical en alineadores y convergencia en brackets (Figura 1).(2)(5)
En este contexto, se justifica la necesidad de estudios comparativos que permitan establecer si existen diferencias significativas entre ambos sistemas en términos de paralelismo radicular, aportando evidencia para orientar la elección del tratamiento en casos de extracciones.
El objetivo de este estudio es comparar el paralelismo radicular entre brackets e Invisalign en casos de extracciones e intentar evaluar qué dientes presentan mayor o menor control radicular según la técnica.