Introducción
En 1944, Ballard propuso reducir el tamaño mesiodistal de los dientes para mejorar la alineación en casos de apiñamiento leve en la zona antero-inferior(1). En 1954, Begg introdujo el término “stripping”, basándose en que imitaba el desgaste natural observado en poblaciones primitivas(2). Poco después, Hudson describió el uso de tiras metálicas seguido de pulido y flúor(3). En 1958, Bolton destacó la importancia de una proporción adecuada entre dientes superiores e inferiores, lo que impulsó el uso del desgaste interproximal para corregir discrepancias sin extracciones(4). En 1972, Peck y Peck demostraron que los incisivos inferiores alineados presentan menor anchura mesiodistal y mayor dimensión faciolingual que los apiñados, lo que los hace candidatos para IPR(5). En 1980, Boese advirtió que el IPR es un procedimiento irreversible con riesgos, por lo que debe aplicarse con precaución(6). Ese mismo año, Tuverson propuso corregir discrepancias interoclusales reduciendo la corona mesiodistal o mediante extracción(7). En 1985 y 1987, Sheridan introdujo el Air Rotor Stripping (ARS), una técnica con fresas rotatorias que consolidó el IPR como alternativa a la extracción(8)(9). En 2004, Zachrisson destacó su valor estético para eliminar triángulos negros(10).
El ortodoncista dispone de una amplia gama de recursos terapéuticos para la corrección del apiñamiento dental, entre los cuales destacan: las extracciones dentarias, la expansión de arcadas, la distalización, la proinclinación de dientes anteriores y el IPR(13). Las principales indicaciones para realizar desgaste interproximal son: casos de apiñamiento leve a moderado (4–8 mm)(12), presencia de discrepancia de Bolton(15)(16), corrección de la morfología dental(17), normalización de los contornos gingivales(17), eliminación de triángulos negros antiestéticos(17) y ajuste de las relaciones incisal, canina y molar para tratar maloclusiones(18).
Es crucial conocer que el esmalte dental tiene un grosor promedio que depende no sólo del diente, sino además de la raza del paciente(22). Además, el esmalte distal tiene un grosor 0,1 mm mayor al mesial(23). Para no causar daños dentales o periodontales, es generalmente aceptado realizar un desgaste interproximal de hasta un 50% del grosor del esmalte(9)(22). Asimismo, según Tarnow, mantener como máximo una distancia de entre 4-4,5 mm desde el punto interproximal a la cresta alveolar evitaría la aparición de triángulos negros(25).